Hoy tiene toda la pinta de que os vuelva a hablar de una de mis películas favoritas. Un clásico del cine que todo el mundo debería ver. La Misión es una película extraordinaria que cuenta una historia preciosa pero muy dura.
Es un drama inglés del año 1986 sobre los misionarios jesuitas del siglo 18 en América del Sur. Fue escrita por Robert Bolt y dirigida por Roland Joffé. La Misión tiene uno de los mejores repartos que he visto. Jeremy Irons y Robert De Niro bordan sus papeles. También aparece un joven Liam Neeson, que empezaba su largo camino en el mundo del cine.
La película trata de el Padre Gabriel (Jeremy Irons) que con solo una Biblia y un oboe encabeza la misión de atraer a la fe y la civilización a los indios guaraníes. El Padre Gabriel invita a un cazador furtivo, Rodrigo Mendoza (Robert De Niro) de indios a la reconciliación con Dios. La situación empeora cuando Altamirano (Ray McAnally) es enviado para hacer desaparecer las reducciones jesuitas y a partir de ahí empiezan los conflictos.
Si hay una cosa que tiene que ser destacada obligatoriamente, es la banda sonora de esta película. Fue escrita por el compositor italiano Ennio Morricone y para mi es una de las mejores bandas sonoras de la historia. Aquí os dejo Gabriels Oboe y The Mission Theme.
La Misión fue nominada a siete premios Óscar, entre ellos, mejor película, director y banda sonora. Pero solo ganó un Óscar, a mejor fotografía. También ganó una Palma de Oro del Festival de Cannes y tres premios BAFTA.
No es ninguna sorpresa que se llevar el Óscar a mejor fotografía. Las escenas de esta película son de lo mas impresionante del cine. Roger Ebert dijo en 1986 que no había ninguna escena de la película que no la pareciera bonita.
La Misión es una película que independientemente de las creencias religiosas de una persona puede llegar a tocar muy profundamente a esa persona. Una película con una belleza especial que cuenta una historia conmovedora.
«Si la violencia es lo que cuenta, entonces no tengo fuerzas para vivir en un mundo así.»
Padre Gabriel, Jeremy Irons
Críticas Lumière 